Muchas personas se dan cuenta por primera vez de la miocardiopatía dilatada 1E cuando las actividades cotidianas cuestan más de lo normal: te falta el aire al subir escaleras, notas cansancio inusual, sientes el corazón acelerado o aleteando, o aparece hinchazón en tobillos o piernas. A veces, la primera pista es un desmayo o un ritmo cardiaco rápido e irregular detectado en una exploración o en un dispositivo ponible, y en algunas familias, “los primeros signos de miocardiopatía dilatada 1E” salen a la luz durante un cribado después de que un familiar recibe el diagnóstico o sufre una muerte súbita cardíaca. Los médicos suelen confirmarla con un ecocardiograma que muestra un ventrículo izquierdo dilatado y debilitado, y pueden continuar con pruebas genéticas si hay un patrón familiar.